¿Resistencia a la insulina o prediabetes (es lo mismo) y diabetes tipo 2?
La guía definitiva para revertirlas cambiando tu alimentación y cuidando tu masa muscular
El problema que nadie explica por completo: ¿Sabías que resistencia a la insulina o prediabetes (es lo mismo) y la diabetes tipo 2 son etapas del mismo problema?
La resistencia a la insulina —también llamada prediabetes— es la etapa previa a la diabetes tipo 2.
De hecho, muchos especialistas la describen hoy como una “diabetes temprana”, porque el daño metabólico ya ha comenzado aunque aún no se cumplan los criterios para el diagnóstico formal.
En esta etapa, tu cuerpo produce insulina, pero las células no responden de forma eficiente, lo que provoca que la glucosa se acumule en la sangre.
Para compensar el exceso crónico de carbohidratos que, al digerirse, se convierten en glucosa, el páncreas incrementa la producción de insulina con el fin de mantener la glicemia en rango.
Con el tiempo, este estímulo constante agrava la resistencia a la insulina, creando un círculo vicioso que, si no se corrige, conduce a la diabetes tipo 2.
Aquí viene lo importante: aunque los fármacos puedan bajar tu glucosa, no resuelven la causa principal:
La saturación constante de azúcar proveniente de los carbohidratos que consumes.
Entonces, si sigues comiendo igual, la resistencia a la insulina o prediabetes, terminará convirtiéndose en diabetes tipo 2.
¿Y por qué te debería importar?
Tener la glucosa alta en la sangre todo el tiempo es como tener un líquido corrosivo circulando por todo tu cuerpo.
Poco a poco, daña los vasos sanguíneos y los nervios, afectando el riego sanguíneo y la función de muchos órganos.
Ese daño no se queda en un solo lugar, sino que avanza y puede causar:
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Defensas bajas: más riesgo de infecciones en todo el cuerpo.
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Ojos: problemas de visión, glaucoma, cataratas e incluso ceguera.
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Piel y oído: infecciones, mala cicatrización y pérdida de audición.
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Boca y encías: inflamación, pérdida de dientes.
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Cerebro: derrames cerebrales y pérdida de memoria; incluso el Alzheimer se conoce como “diabetes tipo 3” por su relación con la resistencia a la insulina.
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Corazón: endurecimiento de las arterias, ataques cardíacos.
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Riñones: filtración deficiente que puede terminar en insuficiencia renal y diálisis.
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Hígado: hígado graso no alcohólico (NASH).
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Nervios: dolor, hormigueo o pérdida de sensibilidad en manos y pies, y problemas para digerir, orinar o mantener una erección.
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Función sexual y fertilidad: disfunción eréctil en hombres, infertilidad en mujeres.
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Pies: llagas que no sanan, infecciones graves y amputaciones de dedos o del pie entero.
¿Qué deberías medir?
Cuando hablamos de diagnóstico y seguimiento, la glucosa en sangre no siempre es un marcador confiable por sí sola.
Puede variar incluso sin haber comido, debido a factores como el estrés, lo que soñaste durante la noche, la liberación de hormonas al despertar (fenómeno del alba) o la gluconeogénesis (cuando el hígado produce glucosa de forma interna si detecta niveles bajos).
Por eso, el examen más confiable es la Hemoglobina Glicada (HbA1c), que refleja el promedio de glucosa en sangre durante los últimos tres meses.
Sus parámetros son claros:
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Menos de 5%: Ideal.
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Menos de 5,7%: Indica normalidad.
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Entre 5,7% y 6,4% corresponde a "diabetes temprana" (resistencia a la insulina o prediabetes).
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6,5% o más confirma diabetes tipo 2. Este marcador evita engaños puntuales y muestra la realidad de tu metabolismo en el tiempo.
Siempre pide a tu médico que te de una orden para el examen HbA1c antes de darte fármacos.
Paso 1: Entender la base — ¿Qué son los carbohidratos y cómo se convierten en azúcar?
Todos los carbohidratos (azúcar, pan, arroz, pasta, papas, frutas dulces, jugos, etc.) se convierten en glucosa = azúcar una vez digeridos.
La glucosa es energía, pero en exceso y de forma constante, se transforma en grasa corporal y genera inflamación.
Postergar o reducir su consumo es el primer paso para bajar los niveles de glucosa en sangre y mejorar la sensibilidad de tus células a la insulina.
Nota importante para quienes usan insulina:
Antes de inyectarte insulina, chequea tu nivel de glucosa en sangre. Reducir carbohidratos y además inyectar insulina podría provocar una hipoglucemia.
Paso 2: Ajustar tu alimentación para revertir el problema
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Comienza el día evitando todos los carbohidratos en el desayuno.
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Prioriza proteínas y grasas saludables en tus comidas principales. Ayudan a sentir saciedad, estabilizar la glucosa y evitar picos de insulina.
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Carbohidratos estratégicos (todas las verduras contienen carbohidratos): Si los vas a incluir, es mejor hacerlo después de realizar actividad física, cuando tus músculos ya utilizaron parte del "glucógeno almacenado" (la glucosa se almacena en los músculos como glucógeno) y absorbe glucosa con menos insulina.
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Evita los carbohidratos líquidos: Jugos, bebidas azucaradas o incluso jugos naturales disparan rápidamente tu glucosa y la fructosa se convierte en grasa en el hígado.
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Paso 3: El rol olvidado de la masa muscular en la sensibilidad a la insulina
Tus músculos son como “esponjas” que absorben glucosa de la sangre y la usan como energía.
Cuanta más masa muscular tengas:
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Más glucosa puedes procesar sin disparar la insulina.
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Mejor control tendrás sobre tu glicemia.
El problema: si no haces ejercicios de resistencia, cada año pierdes masa muscular y tu capacidad de manejar la glucosa se reduce.
Paso 4: Nutrir y proteger tu masa muscular — Incluso si no haces pesas
Si NO haces ejercicios de resistencia:
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PROT-VITAL aporta proteínas de alta calidad, colágeno y enzimas digestivas para nutrir tu masa muscular sin sobrecargar tu digestión.
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CREA-VITAL protege tu masa muscular del desgaste silencioso (sarcopenia) y además aporta un beneficio cognitivo extra, fundamental si pasas los 40.
Si haces ejercicios de resistencia (pesas/máquinas):
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PROT-VITAL ayuda a reparar y construir el músculo trabajado.
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CREA-VITAL mantiene y potencia las ganancias musculares, además de protegerlas a largo plazo.
Paso 5: El refuerzo extra para tu metabolismo de glucosa
Incluso con ajustes en alimentación y ejercicio, tu organismo puede necesitar un impulso adicional para manejar mejor la glucosa.
MAGZI-VITAL combina magnesio citrato y zinc en formas altamente asimilables, que ayudan a:
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Mejorar la acción de la insulina a nivel celular.
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Favorecer el metabolismo de la glucosa y la producción de energía.
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Reducir la resistencia a la insulina asociada al déficit de minerales.
REDOX-VITAL combina ribósido de nicotinamida (precursor de NAD⁺), coenzima Q10, astaxantina y licopeno, que ayudan a:
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Optimizar la función mitocondrial y el uso de glucosa como energía.
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Reducir el estrés oxidativo que bloquea la señalización de insulina.
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Favorecer un metabolismo más eficiente y protector frente a la inflamación.
ADAPT-VITAL GLUCO combina extractos de hongos adaptógenos como maitake, chaga y cola de pavo junto con canela, que ayudan a:
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Mejorar la sensibilidad a la insulina.
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Favorecer el control de la glucosa postprandial (después de comer).
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Reducir picos de azúcar que dañan el metabolismo.
Integrarlos en tu rutina, junto a PROT-VITAL y CREA-VITAL, crea un soporte integral para nutrir, proteger y optimizar tu metabolismo.
Paso 6: Ejercicio de resistencia + nutrición = fórmula ganadora contra la resistencia a la insulina o prediabetes y diabetes tipo 2
Ejercicios de resistencia (pesas, máquinas, bandas) mejoran la sensibilidad a la insulina porque:
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Aumentan el tamaño y la capacidad de los músculos para almacenar glucosa.
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Disminuyen la grasa visceral (la más peligrosa para la salud metabólica).
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Mejoran tu metabolismo basal, quemando más calorías incluso en reposo.
Sin proteína suficiente (PROT-VITAL) y sin protección muscular (CREA-VITAL), la mejora que hayas logrado en tu masa muscular se reducen o se pierden con el tiempo.
Toma en cuenta que revertir la resistencia a la insulina o prediabetes (es lo mismo) o la diabetes tipo 2 sí es posible con cambios inteligentes:
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Postergar y reducir carbohidratos para bajar la carga de glucosa.
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Aumentar proteínas y grasas saludables para dar saciedad y estabilidad.
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Aumentar y cuidar tu masa muscular para mejorar tu sensibilidad a la insulina.
Y recuerda: tu músculo es tu seguro metabólico. Protégelo y nútrelo todos los días, porque la salud no se negocia.
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