¿Y si tu condición fuera una simple carencia o un exceso?
La verdad sobre los nutrientes que nadie te contó.
¿Te sientes fatigado sin razón? ¿Te cuesta dormir, manejar el estrés o mantener una talla saludable aunque lo intentes?
No estás solo. Y más importante aún: no estás roto, estás descompensado.
Hoy vamos a hablar de algo tan básico como ignorado: los nutrientes. Esos pequeños grandes héroes que tu cuerpo necesita todos los días en dosis mínimas, pero cuya ausencia o exceso puede desencadenar una tormenta de síntomas.
Déficit de micronutrientes: Cuando al cuerpo le falta “la chispa”
No necesitas una enfermedad para sentirte mal. Basta con no tener lo suficiente de ciertos minerales y vitaminas claves para que tu cuerpo empiece a “fallar en silencio”.
¿Qué puede provocar un déficit de micronutrientes? Aquí algunos ejemplos claros:
- Presión alta (Hipertensión)
Una de las causas menos mencionadas es la falta de magnesio y potasio, dos minerales que ayudan a regular la dilatación de los vasos sanguíneos y el equilibrio de sodio.
- Hipotiroidismo
La tiroides necesita, entre otros, yodo, selenio, zinc y tirosina para producir sus hormonas. Si alguno de ellos falta, tu metabolismo se vuelve lento, te fatigas, aumenta tu exceso de grasa corporal, te deprimes, duermes mal.
¿Y si tu tiroides estuviera pidiendo ayuda nutricional en vez de más fármacos?
- Cansancio, insomnio y ansiedad
Aquí entra en juego, entre otros, magnesio, zinc, complejo B y el L-triptófano. Estos micronutrientes regulan neurotransmisores como la serotonina, dopamina y GABA.
Sentirte "estresado" o "agotado" no siempre es mental: muchas veces es químico.
- Dolor muscular, articular y fatiga crónica
La carencia de vitamina D3, magnesio, colágeno, Omega 3 y antioxidantes, entre otros, puede generar inflamación silenciosa, dolor persistente o una recuperación muy lenta después de esfuerzos mínimos.
Exceso de nutrientes (o más bien, exceso de malnutrición)
No se trata solo de lo que te falta… también importa lo que te sobra. Y en el mundo moderno, sobra azúcar, grasas procesadas y calorías vacías.
Esto puede generar condiciones graves, como:
- Diabetes tipo 2
No es solo una cuestión de cuánta azúcar le pones o no le pones al café. El exceso de carbohidratos refinados y comidas sin densidad nutricional lleva al cuerpo a un colapso de insulina, agotamiento metabólico y resistencia crónica. Es tu cuerpo diciéndote: "No me des más azúcar (carbohidratos que se convierten en glucosa = azúcar) que no la puedo procesar".
Lo paradójico es que puedes tener obesidad y desnutrición al mismo tiempo.
- Hígado graso
El hígado es el filtro del cuerpo. Cuando lo sobrecargas con toxinas, exceso de alimentos ultraprocesados y falta de antioxidantes, se satura de grasa.
El hígado graso no se siente… pero se paga caro a largo plazo.
- Inflamación crónica
El exceso de Omega 6 (aceites vegetales), azúcar, alcohol y estrés sin contrapeso antioxidante causa un estado inflamatorio que puede derivar en artrosis, fatiga crónica, enfermedades autoinmunes y más.
El cuerpo no grita, susurra: Aprende a escuchar los síntomas
La imagen que viste es más que una nube de palabras: es un mapa de advertencias.
Fatiga. Dolor. Insomnio. Obesidad. Ansiedad. Estreñimiento. Menopausia complicada. Infecciones frecuentes.
Muchas veces son la punta del iceberg de una deficiencia o exceso de nutrientes clave que nadie te enseñó a buscar (y tampoco le enseñaron a tu médico).
La clave no está en aislar, sino en combinar correctamente
Un suplemento con un ingrediente (mineral o vitamina) a lo mejor podría ayudarte. Pero una formulación sinérgica diseñada para activar al menos tres órganos a la vez, puede cambiarlo todo.
Es lo que llamamos la TRIADA BIOACTIVA GREZ.
Por ejemplo:
- El "magnesio citrato" solo puede ayudarte a relajarte.
- Pero una fórmula como MAGZI-VITAL T (magnesio + zinc + triptófano) impacta cerebro, intestino y sistema nervioso a la vez lo que produce:
→ mejor sueño, mejor ánimo, mejor digestión.
O como ELEC-VITAL, que no solo repone sodio y potasio, sino que aporta 11 minerales esenciales para activar cerebro, riñón y músculos, y revertir síntomas que creías normales.
Conclusión: No es normal sentirse mal. Es común, pero no normal.
No ignores las señales. Tu cuerpo no te está fallando: te está hablando. Y la respuesta muchas veces no está en fármacos, sino en devolverle lo que le falta o evitar lo que le sobra.
¿Y ahora qué puedes hacer?
1. Escucha tu cuerpo: ¿Sientes alguno de estos síntomas?
2. Evalúa tu nutrición: ¿Comes variado o siempre lo mismo?
3. Infórmate sobre suplementación limpia y sin rellenos.
En GREZ, formulamos cada suplemento para activar mínimo tres órganos a la vez, con nutrientes sinérgicos, sin azúcar ni saborizantes.
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GREZ. Salud que se nota. Desde la célula.
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